miércoles, 6 de mayo de 2009

oOo°-.Miel de Dedo.-°oOo

No proviene de la vaca, ni de la cabra, mucho menos de la abeja; así que, ¿qué tétrica o macabra manera de obtención, habrá tras este “inocente” producto?, qué maléfico o maquiavélico ser hace la miel… ¿de dedos? Este misterio será resuelto en las líneas que se presentan a continuación. Y seguramente será merecedor de ser admitido en los cien primeros misterios resueltos de este siglo.

Sé que ya he mencionado en otras entradas que el pozol se puede acompañar con una variedad de complementos [si no lo he hecho, ya lo haré], y que cada uno de ellos se adapta a las exigencias y gusto de la persona. Aunque claro; por experiencia no les recomiendo el pozol de cacao acompañado de sal y chile, porque sabe un tanto… bueno, ustedes han de imaginarlo, pero les invito a probarlo pa’ sacarse de la duda [aunque hay de gustos, A GUSTOS]. El pozol blanco sí sabe bien con casi todo, pero al cacao le queda lo dulce. Y esta vez he decidido hablar de la miel de dedo. Por ser algo que considero curioso, debido a su manera de obtención y a las particularidades que posee.

Así que [por si las moscas], si no lo sabías, la miel de dedo se deriva de la caña. De modo que no hay por qué temer que el mocha dedos te asalte y te deje momo de dedos. La miel de dedo se desprende del proceso del calentamiento del aguamiel proveniente de la caña. Éste aguamiel brota de la caña cuando es exprimida por los trapiches que son movidos por los caballos [claro, la versión clásica]. Después de ser captado el aguamiel, es calentado en grandes peroles puestos en hornillas que están sobre la tierra. Pero ¿cuál es el fin de calentar el aguamiel? Ah pues, es que es así como se obtiene la panela. Y ¿qué tiene que ver la panela con la miel de dedo? He ahí lo curioso. Solamente los expertos [osease los maystros de la caña] que con los años se han ganado el título, [y quienes son los encargados de heredar a los chuncos, mecos o colochos, la sabiduría ancestral] son ellos quienes saben el punto adecuado para obtener la miel de dedo. Y es justo antes de que se haga panela, pero antes de que sea propio para hacer melcocha. Es la espuma. Sí, la espuma del hervor cuando se va hacer panela. Esta espuma es capturada y depositada en recipientes que soporten el calor, nada más que hay que tener cuidado de no quemarse, porque sino, la piel se pone como chicharrón con su contacto y no es fácil quitarla.

Por lo general el color de la miel de dedo se encuentra entre las tonalidades de ámbar oscuro, por lo quemado; y su consistencia es espesa. No tan viscosa, pero tampoco dura. Parece caramelo, pero necesitaría más tiempo al fuego para quedar como tal. No sabe a azúcar quemada, no sabe precisamente a panela. A temperatura ambiente su olor se puede percibir a una palma de distancia aproximadamente y cuando está en cocción se percibe a poco más de un paso. Éstas son dentro de las características que posee la miel de dedo.

Anteriormente la miel de dedo era uno de los solicitados acompañantes para el pozol de cada día. Era proveniente de San Fernando o Juan Crispín (Tuxtla Gutiérrez), aunque a la mejor cuando en su tiempo hubo cañaverales en Berriozábal, también se ha de haber producido para el consumo de los berriozabalences. Otra de las curiosidades de la miel de dedo es que tiene una técnica para ser consumido. Primero; donde se encuentre contenida la miel, es introducido el dedo con el que se desea saborear [por lo general el índice por ser el más maniobrable para la técnica], preferiblemente que sólo se introduzca hasta el primer gonce del dedo –o sea, el que posee la uña-. Una vez embarrado el dedo con la miel, éste es elevado unos cuantos centímetros extras a la superficie de la miel. Si es verdaderamente miel de dedo, se formará algo parecido a que si una estalactita estuviera unida a una estalagmita, y no se escurrirá tan fácilmente. Es en este momento donde la maestría de esta técnica se pone a prueba. Debido a que es precisamente en este punto donde inmediatamente el dedo comienza a dar vueltas hacia la derecha, de modo que parezca un trompo recién aventado –o sea, girando diagonalmente-. Este movimiento es un tanto complicado, ya que en el proceso de regreso, finalmente las dos falanges superiores del dedo, forman un garfio. Todos estos movimientos son los adecuados para que especialmente el hilo de miel de dedo –el que se forma a la hora de levantar el dedo embarrado-, sea enrollado como bollo de estambre. El doctorado se consigue cuando por fin se evita el contacto del dedo con el hilo de miel de dedo y se logra hacer el bollo; ya que si hay contacto, entonces se enreda o se rompe el hilo, y es indicio de que hace falta mucha práctica. Así que, creo que con esto ya han de imaginar por qué se llama Miel de Dedo [aunque suene un tanto absurdo].

Cuando se tiene el dedo embarrado de la miel, parece una paleta [de caramelo claro]. Y ahora sí, hay que disfrutarlo mientras tomamos pozol. Lo curioso es que no se diluye tan fácilmente como la miel. Tienes que apretarlo contra tu paladar como si lo quisieras exprimir, y es entonces cuando se percibe con intensidad. De esta manera es como se conjuga la dulzura de la miel de dedo con el pozol aunque dure sólo un instante. Ya que es necesario volverlo a exprimir para experimentar la sensación [creo que eso es un tanto adictivo, pero agradable]. No es tan fácil acabarse toda la miel de dedo siendo disfrutada por completo.

De mi parte este deleitoso manjar es uno de los pocos en que no se necesita tener un “gusto refinado”. Tiene algo especial, pero no es tan caro como para decir que es bueno aunque no te haya gustado [sólo porque ya gastaste tu dinero]. Es el gusto de tomar sabroso el pozol cuando estás reunido con la familia, en una fiesta, en el trabajo. Y hasta puede ser un aperitivo de sobremesa. De las variantes que podemos encontrar para su disfrute, es embarrando una cuchara, o un palito de madera.


Comentario personal: Creo que me excedí al decir que era curioso, porque de mi parte así me parece y se demuestra en cada momento que agrego la palabra ‘curioso’. Personalmente es uno de los más ricos y raros acompañantes a la hora de tomar pozol. Es un tanto escaso encontrarlo, o bueno, al menos aquí en Berriozábal. Disculpen por las fotografías porque… es que el estudio está en “REMODELACIÓN”. Espero les haya agradado el cómo traté este tema, pero sino, entonces díganme.


Autoría, redactado y editado por Édil Jessiel