domingo, 18 de octubre de 2009

.:°:.Compañía con calidez.:°:.


Hoy considero propicio hacer una aparición después de casi dos meses de no dar luces por estos rumbos. Y es que hoy precisamente [al parecer] ya comienza la temporada de frío. Hoy que me desperté, hasta más ganas me dieron de enrollarme entre la cobija y quedarme disfrutando del calorcito que me proporcionaba. Pero los deberes llaman y tuve que abandonar mi morada de calidez. Imagínate, despertar después de varios días de intenso calor durante el día y la noche [aunque no tanto como en ‘la olla’]; con veinte grados de ambiente a comparación de los treinta que anteriormente padecía. El cambio no fue tan radical que digamos, porque ayer precisamente ya estaba nubladito y algo fresco, la noche estaba bien sabrosa aunque con mucho viento, ¡y luego! Phúm; que hoy me levanto con el ambiente fresquezón que hacía admirar a las nubes densas que revoloteaban a media montaña por los rumbos de Efraín y Vistahermosa. Algunas pasaron sobre nosotros y nos rociaron con su brizna. Ni imaginarse que el sol se viera en todo su fulgor, pero casi a medio día hizo una momentánea aparición. El resto del día; estuvo nublado y no paró de estar fresquezón. Las personas precavidas aprovecharon para lucirse con sus suéteres, y otras aprovecharon para lucir lo temerarios con son [pues salieron todo a pecho descubierto o con vestimenta poco calida para estos fríos].

Ahora sí que amerita tomarse las bebidas calientes que conforten al cuerpo frente a estos climas. Seguramente ya disfrutaste de tu pozol para el calor, y hasta te meciste en tu hamaca cuando te tendiste a descansar en esos pasados tiempos de calor [y QUÉ CALOR]. Ahora pues es menester acudir al atolito agrio, al café, al chocolate, a ‘la bebida’, arroz con leche o incluso tu macita con leche; y qué más llenador que un buen baso de peltre con arto café con leche y sus tortillas de maíz tostadas en el comal, remojadas en su interior. ¿Acaso no se les antoja? Si no, pos ni modos [de lo que se pierden]. Bueno te ofrezco otro suculento platillo: tu baso de peltre con café, y tus dobladitas de manteca con sal como las que prepara mi mamá Luz [eso sí, preferible si las tortillas son de maíz y echo a mano, preparadas en el comal] sale bien sabroso y económico.

Vengan a Berriozábal, está bien sabroso el clima. No está tan helado como San Cristóbal, ni tan poco frío como ‘la olla’. Aquí puedes disfrutar de tus bebidas calientes sin que grandes cantidades de suéteres te impidan moverte cómodamente [bueno, eso si aguantas este frío]. Si bienes bien tempranito, pasa al mercado, si tienes algún conocido o familiar aprovecha a visitarle, sino, pos pasa a las cafeterías, o de plano pos nos ponemos de acuerdo para hacer una velada de bebidas reconfortantes. Ven y disfruta de lo que Berriozábal puede darte, y qué mejor que una cálida compañía.


Para las buenas compañías, qué mejor con calidez.


Posdata: ya mero se acerca el día de muertos, pero desde estos tiempos ya puedes disfrutar de tu calabacita con dulce, ¡que se aproveche!

Autoría. Redactado y editado por Édil Jessiel.

jueves, 13 de agosto de 2009

*~-.¿Por qué hay una hebra en ti?.-~*

Esa vez que estuvo la exposición de las artesanías fue interesante ver el desempeño y empeño, de unos cuantos berriozabalences por llevar a Berriozábal hasta un pliego de piel curtida, y del mismo modo, hasta una cáscara poco común. El gusto que algunos demostraron por representar a su tierra en algo que parece tomar rumbos poco especificados e inciertos, pero que a pesar de no tener mucho apoyo de la mayoría; la minoría permanece inmóvil o casi estáticos. Talvez por miedo, talvez por inseguridad, talvez porque no tienen recurso, y mucho más, talvez porque no tienen apoyo (incluso) de su propia familia. Aun así los caracoles llegan a su meta. Y precisamente es en este punto que cabe aclarar una cosa que se me pasó apuntar en la entrada del Aniversario de este blog.

¿De dónde nació la frase “Porque hay una hebra en cada uno; especialmente en el tuyo… porque son las hebras de tu corazón”? Si no mal recuerdan, les había comentado sobre por qué se llama Las Hebras del Corazón. Ahora tomen en cuenta sus colores, sus matices, sus olores, sus sabores, su naturaleza, su gente; y es justamente esos pequeños detalles que lo hacen tan único, tan especial, tan inolvidable, tan entregado, tan palpitante; que cada una de estas cosas es una hebra que queda en cada una de las personas que viven, vivieron o estuvieron por un tiempo aquí en Berriozábal, tanto así que aunque estén lejos de esta tierra, llevan dentro de sí una de esas hebras que les hace recordar momentos malos o buenos que experimentaron en esta tierra. Porque yo formo parte de mi familia, porque mi familia forma parte de la familia berriozabalence, porque esta gran familia es Berriozábal, porque Berriozábal forma parte de Chiapas, Chiapas de México, y México de este gran corazón que conocemos como planeta Azul. La Tierra, única en su especie; constituida de muchas más hebras de las que podemos imaginar.

Sé que cada lugar no se salva de tener sus atractivos u ominosidades, como Berriozábal; y justamente es ahí donde las personas formamos parte de su aprovechamiento o descuido, uso racional o despilfarro. No podemos negar que hay gente que prefiere obtener lo mejor sin que le cueste, pero hay gente que busca lo contrario. Está pues en cada uno hacer lo correcto, porque no sólo le afecta a una persona, sino que al resto; y mientras seamos berriozabalences nunca dejaremos atrás nuestras raíces, y mientras no seamos berriozabalences una vez que lo conozcamos, no se nos desprenderá. “Porque hay una hebra en cada uno; especialmente en el tuyo… porque son las hebras de tu corazón.”


Autoría. Redactado y editado por Édil Jessiel.

lunes, 29 de junio de 2009

*+.Exposición de Productos y Artesanías Berriozabalences.+*

¿Te acuerdas de cuando escribí acerca de los domingos? Pues bien, ahora te vengo a contar de lo que sucedió este domingo. Aunque para comenzar, me tomó de sorpresa que anunciaran el evento un día antes por la noche, porque fue el sábado cuando oí el anuncio ambulante referente a la exposición de productos berriozabalences que se llevaría a cabo en el parque central el domingo 28.

La verdad es que no me quise levantar temprano porque quería llegar cuando ya estuviera el movimiento de toda la gente así bien amena; pero cual fue mi sorpresa que aun así llegué temprano. Ya que, a pesar de ser tarde pero temprano (como las nueve de la mañana), los únicos que estaban instalados eran unos señores de parte del gobierno con sus carpas, las sillas alrededor del quiosco, las carpas sobre el pasillo norte del parque, ¡y pues claro! También las personas que venden plantitas en el pasillo sur del parque [no podían faltar]. Y pues, al ver que no había comenzado lo que iba buscando, pues fui a capturar unas imágenes.

Durante el recorrido me topé, con que las personas huyen ante la cámara [como siempre], que las flores son más bonitas y fragantes por la mañana y se concentra más su olor cuando el día está fresco (olían un chorro eh). Claro que sólo tempranito [osease, a la hora que llegué =P]. Muchas veces no nos damos tiempo de apreciar las pequeñas cosas, y rara vez los despistados son capturados. Pero hay quienes aun se dan tiempo para sonreír ante la cámara y mostrar la mazorca.

Claro que como todo, por fin llegó el momento de ver lo que quería. Así que me asomé al pasillo que había sido preparado para la exposición y hasta me topé a un cuate. Tomé algunas fotos de sus manualidades mientras daba tiempo a que se instalara tanto él como el resto de los invitados a la exposición [hasta fui el testigo del nombramiento de su local]. A mano derecha estaba un puesto de libros, el de al lado presentaba productos alimenticios y el siguiente estaba dedicado a presentar alebrijes bastante coloridos. Enseguida había dos señoras ofreciendo a la vista hamacas, bolsas, monederos y cinturones tejidos; junto a ellas se encontraban unos señores que venían de una colonia de Ocozocoautla ofreciendo alejaría y artesanías en barro. Pero hasta el final de esa fila estaba la exposición de productos naturistas fabricados aquí en Berriozábal, la verdad es que no recordaba haberlo visto antes; y resultó ser que ya van poco más de cuarenta años fabricándolos aquí, así que ya tienen una rama de productos. Una vez que hube terminado de ver esa fila, me retiré.

Como al mediodía es que volví al parque y pues fue ahí donde vi al resto de los invitados a la exposición. Había un señor que estaba haciendo un jarrito de barro precisamente cuando yo llegué, pero seguramente no ha de ser de Berriozábal (pero si sí lo es, mil disculpas). A su lado estaban unas muchachas dando a conocer pinturas y dibujos, resultado de sus dones; después se encontraba un señor exponiendo sus invenciones a partir de piñas de pino; y a su lado hubo algo que me fascinó. Mis ojos fueron cautivados por un grabado en piel. Primeramente por un cuadro que presentaba a una multitud de parachicos danzando, y el otro mostrándome un paisaje ficticio, sí, pero producto de la imaginación de un paisano.

Sinceramente fui ese que quedó sorprendido de ver el nombre de Berriozábal escrito en una cáscara de guapinol [¡imagínate! ¿Guapinol? Jaj], en la leyenda: RECUERDO DE BERRIOZÁBAL. Y vuelvo a decir: ¿¡en guapinol!? Algo inusual, ¿no creen? Pues han de pensar que no había visto algo que dijera “Recuerdo de Berriozábal”, y… están en lo correcto. Ese fue el motivo por el cual me sentí emocionado y muy feliz a la vez; al ver que existe alguien a quien le ha nacido revelar lo hermoso que tiene Berriozábal, aunque le falten varias cosas.

Lamentablemente para la segunda vez que pasé no iba preparado con cámara adecuada, así que no tomé fotos. Pero seguramente se encontrarán con más cosas la próxima vez que haya una exposición como esta, en la cual se presenten los frutos de la experiencia berriozabalence. Así que los invito a que asistan y pregunten por esas personas que les ofrecen artesanías natas de Berriozábal. Este domingo hubo contacto con lo que poseemos como pueblo y podemos darnos cuenta que podemos dar aun más. De modo que: porque Berriozábal puede…¡jhépale Pataconixtle!


Autoría. Redactado y editado por Édil Jessiel

miércoles, 6 de mayo de 2009

oOo°-.Miel de Dedo.-°oOo

No proviene de la vaca, ni de la cabra, mucho menos de la abeja; así que, ¿qué tétrica o macabra manera de obtención, habrá tras este “inocente” producto?, qué maléfico o maquiavélico ser hace la miel… ¿de dedos? Este misterio será resuelto en las líneas que se presentan a continuación. Y seguramente será merecedor de ser admitido en los cien primeros misterios resueltos de este siglo.

Sé que ya he mencionado en otras entradas que el pozol se puede acompañar con una variedad de complementos [si no lo he hecho, ya lo haré], y que cada uno de ellos se adapta a las exigencias y gusto de la persona. Aunque claro; por experiencia no les recomiendo el pozol de cacao acompañado de sal y chile, porque sabe un tanto… bueno, ustedes han de imaginarlo, pero les invito a probarlo pa’ sacarse de la duda [aunque hay de gustos, A GUSTOS]. El pozol blanco sí sabe bien con casi todo, pero al cacao le queda lo dulce. Y esta vez he decidido hablar de la miel de dedo. Por ser algo que considero curioso, debido a su manera de obtención y a las particularidades que posee.

Así que [por si las moscas], si no lo sabías, la miel de dedo se deriva de la caña. De modo que no hay por qué temer que el mocha dedos te asalte y te deje momo de dedos. La miel de dedo se desprende del proceso del calentamiento del aguamiel proveniente de la caña. Éste aguamiel brota de la caña cuando es exprimida por los trapiches que son movidos por los caballos [claro, la versión clásica]. Después de ser captado el aguamiel, es calentado en grandes peroles puestos en hornillas que están sobre la tierra. Pero ¿cuál es el fin de calentar el aguamiel? Ah pues, es que es así como se obtiene la panela. Y ¿qué tiene que ver la panela con la miel de dedo? He ahí lo curioso. Solamente los expertos [osease los maystros de la caña] que con los años se han ganado el título, [y quienes son los encargados de heredar a los chuncos, mecos o colochos, la sabiduría ancestral] son ellos quienes saben el punto adecuado para obtener la miel de dedo. Y es justo antes de que se haga panela, pero antes de que sea propio para hacer melcocha. Es la espuma. Sí, la espuma del hervor cuando se va hacer panela. Esta espuma es capturada y depositada en recipientes que soporten el calor, nada más que hay que tener cuidado de no quemarse, porque sino, la piel se pone como chicharrón con su contacto y no es fácil quitarla.

Por lo general el color de la miel de dedo se encuentra entre las tonalidades de ámbar oscuro, por lo quemado; y su consistencia es espesa. No tan viscosa, pero tampoco dura. Parece caramelo, pero necesitaría más tiempo al fuego para quedar como tal. No sabe a azúcar quemada, no sabe precisamente a panela. A temperatura ambiente su olor se puede percibir a una palma de distancia aproximadamente y cuando está en cocción se percibe a poco más de un paso. Éstas son dentro de las características que posee la miel de dedo.

Anteriormente la miel de dedo era uno de los solicitados acompañantes para el pozol de cada día. Era proveniente de San Fernando o Juan Crispín (Tuxtla Gutiérrez), aunque a la mejor cuando en su tiempo hubo cañaverales en Berriozábal, también se ha de haber producido para el consumo de los berriozabalences. Otra de las curiosidades de la miel de dedo es que tiene una técnica para ser consumido. Primero; donde se encuentre contenida la miel, es introducido el dedo con el que se desea saborear [por lo general el índice por ser el más maniobrable para la técnica], preferiblemente que sólo se introduzca hasta el primer gonce del dedo –o sea, el que posee la uña-. Una vez embarrado el dedo con la miel, éste es elevado unos cuantos centímetros extras a la superficie de la miel. Si es verdaderamente miel de dedo, se formará algo parecido a que si una estalactita estuviera unida a una estalagmita, y no se escurrirá tan fácilmente. Es en este momento donde la maestría de esta técnica se pone a prueba. Debido a que es precisamente en este punto donde inmediatamente el dedo comienza a dar vueltas hacia la derecha, de modo que parezca un trompo recién aventado –o sea, girando diagonalmente-. Este movimiento es un tanto complicado, ya que en el proceso de regreso, finalmente las dos falanges superiores del dedo, forman un garfio. Todos estos movimientos son los adecuados para que especialmente el hilo de miel de dedo –el que se forma a la hora de levantar el dedo embarrado-, sea enrollado como bollo de estambre. El doctorado se consigue cuando por fin se evita el contacto del dedo con el hilo de miel de dedo y se logra hacer el bollo; ya que si hay contacto, entonces se enreda o se rompe el hilo, y es indicio de que hace falta mucha práctica. Así que, creo que con esto ya han de imaginar por qué se llama Miel de Dedo [aunque suene un tanto absurdo].

Cuando se tiene el dedo embarrado de la miel, parece una paleta [de caramelo claro]. Y ahora sí, hay que disfrutarlo mientras tomamos pozol. Lo curioso es que no se diluye tan fácilmente como la miel. Tienes que apretarlo contra tu paladar como si lo quisieras exprimir, y es entonces cuando se percibe con intensidad. De esta manera es como se conjuga la dulzura de la miel de dedo con el pozol aunque dure sólo un instante. Ya que es necesario volverlo a exprimir para experimentar la sensación [creo que eso es un tanto adictivo, pero agradable]. No es tan fácil acabarse toda la miel de dedo siendo disfrutada por completo.

De mi parte este deleitoso manjar es uno de los pocos en que no se necesita tener un “gusto refinado”. Tiene algo especial, pero no es tan caro como para decir que es bueno aunque no te haya gustado [sólo porque ya gastaste tu dinero]. Es el gusto de tomar sabroso el pozol cuando estás reunido con la familia, en una fiesta, en el trabajo. Y hasta puede ser un aperitivo de sobremesa. De las variantes que podemos encontrar para su disfrute, es embarrando una cuchara, o un palito de madera.


Comentario personal: Creo que me excedí al decir que era curioso, porque de mi parte así me parece y se demuestra en cada momento que agrego la palabra ‘curioso’. Personalmente es uno de los más ricos y raros acompañantes a la hora de tomar pozol. Es un tanto escaso encontrarlo, o bueno, al menos aquí en Berriozábal. Disculpen por las fotografías porque… es que el estudio está en “REMODELACIÓN”. Espero les haya agradado el cómo traté este tema, pero sino, entonces díganme.


Autoría, redactado y editado por Édil Jessiel

viernes, 3 de abril de 2009

*'*Tradiciones contra Modernismo en Berriozábal*'*


Berriozábal era poseedor de muchísimas tradiciones así como todo Chiapas tenía un mosaico de ellas. Lamentablemente la mayoría se han ido perdiendo gracias a que muchas de las personas se han “civilizado”, o mas bien, han huido de ser criticados por las personas que tienen más influencia sobre ellos y se han dejado dominar por culturas extranjeras. ¡Ah perdón!, quise decir: fueron “cautivados” por la censura de los que no son de aquí. El caso es que Berriozábal como parte del pueblo Zoque, tenía hermosas tradiciones (la mayoría religiosas) que le daban ese toque pintoresco a esos días de ardua labor en la que se vivía antes de pasar al modernismo. Dentro de esas tradiciones podemos comenzar encontrando desde las creencias de que si hacías, mirabas, te acercabas, te asomabas o tocabas algo, te pasaba sorprendentes cosas fueran buenas o malas. O que hace mucho tiempo grandes seres apoyaron de tal manera que el pueblo se vio beneficiado o perjudicado. Sea que fueron supersticiones, creencias, vivencias, experiencias; sea el fin con que fueron comunicándose advertencia, cohecho, defensa, fantasía u otras razones posibles. Pero todas ellas sirvieron en su momento y algunas se aplican aun a la vida actual aunque con una modificación adaptada.

A Berriozábal le tocó precisamente el tiempo de la modernización. Donde la gente joven busca las cosas nuevas y llamativas, y se alejan de sus raíces por no querer ser despreciados. Cuando nuestros tatas estaban pequeños ni siquiera podían darse el lujo de que tuvieran al menos caitis. Así que ni imaginarse tener seguido ropa nueva, a menos de que tus padres fueran acaudalados y te consintieran, o quisieran presumir que poseían un estado económico mejor que los demás. Solamente en celebraciones grandes o cada año, es que disfrutabas de ese olor que emana de telas o cuero nuevo. Principalmente a quienes veías seguido con sus caitis era a las personas mayores. Debido a que el esfuerzo de su trabajo ya había dado fruto con el paso del tiempo y podían darse ese lujo; en cambio a los pequeños mayormente los veías descalzos. ¿Te imaginas hoy en día andar descalzo? Seguramente no vas a querer que la piel de la planta de tus pies se entayudezca, tomando apariencia de un zapato natural fuera de serie. Pocas personas mayores las podías ver con su traje típico de manta en cuanto a los hombres, y a las mujeres utilizar sus blusas de algodón tejido y sus faldas de gran vuelo. A las mujeres desde pequeñas (al rededor de los 7 o 9 años), cuando ya comenzaban a ayudar en la labor que suministraba dinero a la casa, comenzaba a utilizar mandil. Curiosamente las mamás se daban ese tiempo de delicadeza para hacer un pequeño mandil para su(s) hija(s). Los niños eran vestidos con pantalón y camisa de manta, y hasta podían utilizar un pequeño sombrero de paja para protegerse del sol. A los bebés se les vestía de ropones. Para los que sus papás no tenían mucho dinero, andaban sin pañales y los que podían, utilizaban pañales de manta que eran exclusivamente hechos para reutilizar, la verdad sí que eran duraderos; hasta llegaban a ser herencia para los hermanitos, los primos y los sobrinos. Conforme nuestros tatas fueron creciendo, su vestimenta se fue adaptando de tal manera que en cuanto podían comprarse por sí mismos la ropa, se compraban camisas prefabricadas y la pieza de tela para mandar a hacer el pantalón con el sastre. De igual manera las mujeres mandaban a hacer sus blusas y sus faldas. Los hombres compraban botas de hule y calzado más formal, en tanto que las mujeres tomaban también el rumbo de dejar los caitis. Las casas tomaban los materiales de construcción que les brindaba más seguridad a largo plazo. Dejaron el bajaré, el adobe, los postes, el piso embarrado, las varillas. Abandonaron el jabón de cochi por los champúes con EXTRA BENEFICIOS ADICIONADOS. Los refrescos preparados con el amor de mamá (supuestamente), por los refrescos embotellados que te em...botellan la panza. Las trenzas por los peinados estrafalarios. Los colores que la naturaleza le brindó a la piel por los obtenidos de animales o el robo a la flora u otros procederes, huy bueno perdón, ahora le dicen: ‘el regalo de la naturaleza que hay que compartirlo'. Incluso la dieta abandonó completamente al jabalí, el venado, el conejo, y otras especies más (a lo bueno que el guajolote y las gallinas aun se pueden ver).

Es de admirarse que nos hallamos resignado, acostumbrado, adaptado (o como ustedes le quieran decir) a esos cambios que significaron perder lo que en realidad somos (o mas bien, éramos), nuestro origen, nuestra raíz. Es de admirarse que hallamos preferido dejar nuestra salud en manos de un cambio que nos ha perjudicado, por el gusto de la curiosidad. Preferimos que nos introduzcan la enfermedad, en vez de tomar aquello que se te brindaba naturalmente para tener esas defensas necesarias. Dejamos esos momentos en los que es un ritual trenzarse temprano. Dejamos la alegría de decorar las blusas con listones de colores para ir a la fiesta, y pasamos a vestirnos con ropa diseñada por los GRANDES (o interesados). Dejamos el respeto por el querer, y conseguimos un mundo que busca abusar de la expresión.

Y qué decir de de las celebraciones donde la fiesta era que la familia e invitados participaran en la elaboración de los alimentos que iban a consumir después, y que ayudaran a adornar la casa o el lugar donde sería la fiesta. Así pues se ha ido perdiendo los detalles como las ensartas de chupipí, las coronas de rosas, la delicadeza de que se vea bonita alguna comida con los diferentes ingredientes de tal manera que se consiguiera más que una comida, una obra de arte la cual lamentablemente se tenía que consumir, o esos adornos de papel crepé. La alegría de hacer enramadas que aunque se echaran a perder (pues no son artificiales), la algarabía se formaba con los compadres jóvenes o viejos a la hora de su construcción. Cada detalle, cada obsequio; era manufactura propia que aunque hubiera quienes pagaran por que otro lo hiciera, pero la otra persona se asía de su mente para crear obras espontáneas.

No digo que todo halla sido malo, sino más bien, que dejamos la creatividad y ese esmero con que se gozaba los momentos inesperados que nos deparaba la vida; por vivir en un mundo en que lo podemos tener casi todo con transa-acciones, cohecho y poder. Y como dije al principio, en su momento sirvió. Pero hasta hoy continúan las causas de sus efectos, y es irremediable lo que ya se ha provocado. Así que retomar un poco de lo que era antes, es el esfuerzo por seguir viviendo. A Berriozábal le tocó desarrollarse en un momento en que los ataques de los avances, es algo importante para la humanidad; pero también algo tan peligroso. No les digo esto para cambiar sus ideología, al contrario, solo es un comentario. Y esto no solo ha afectado a Berriozábal, pues también abarca cualquier rincón del mundo pues no está eximido de sus garras; además, seguirá afectando con el paso de los años.


Autoría, redactado y editado por

Édil Jessiel

miércoles, 18 de marzo de 2009

°'*-.Las Hebras del Corazón...

¡¡¡Primer aniversario!! ¡Wujuuuuuuuu!

=P... =) ... O.O ... XP


Más que un texto que les exprese cosas acerca de Berriozábal; hoy les dedico una “tipo carta informal” a todos ustedes, los que consultan Las Hebras del Corazón. Ya mero mero es el aniversario de este espacio. Y no he escrito algo ultimamente pero aun así no me he olvidado de pasar a saludarles en la primera oportunidad que tuve eh. Así que esta vez les voy a hablar del cómo fue que se inició este espacio dedicado a mi pueblo querido.

Hace poco más de un año tenía un chorro de ganas de hacer un blog pero no sabía de qué iba a tratar. Resulta que sí me puse a pensar de qué sería, pero de las únicas cosas que se me ocurrieron sabía que algún día iban a perder valor y se iban a volver vacuas o que mínimo serían aburridas. Pero en unas de esas vieeeeeeejas tardes de ocio con un calor hostigante dentro de mi cuarto; reaccionó mi cerebro como cuando una chispa sale del encendedor. ¿Por qué no hablar de mi pueblo? Pos’ seeeeeeeh. Poco tiempo antes ya se me había ocurrido, pero en ese entonces no le puse mucha importancia. -Yo no conozco mi pueblo, pero ah que la canción- me dije (o algo así), el caso es que bueno, me decidí a comenzar mi blog y ¡ándale! Ya tenía una cuenta de gmail que ni la utilizaba mucho, pero que esa vez sí que me sirvió. Así que pos órales, continué y que me va pidiendo un nombre pa' mi blog, ¡nóooombre! ¡pázu mecha! si vieras que me costó. Que si le ponía 'El Pueblo de las Hamacas' -ah no, ya lo utilizaron- dije, que si 'Los Pataconixtle' -pérate, ni siquiera se bien de dónde salió esa denominación- reflexioné, el caso es que hubieron otros nombres “estudiados” de acuerdo a lo que sabía que me habían contado mis tatas. Hasta que de repente salió -¡las hebras!- dije dentro de mi, -las hebras... ¿las hebras de qué? ¿de'onde? Mmmmmmm, pequeño gran problema-. Sabía que hace mucho había grandes haciendas y que en la mayor parte de la tierra donde hoy hay un chorro de casas, eran sembradíos de magueyes de ixtle. Yo así bien metido en mis pensamientos me quedé viendo la pantalla de la compu sin decirme nada, sino mas bien creando una imagen en mi mente: el cómo el maguey se iba desarrollndo y el cómo de las arrobas de ixtle tomaban para torcerlo y hacer los mecates; el cómo cortaban las pencas del maguey y los torcedores tiraban de la cuerda para hacer girar la rueda, provocando que poco a poco se alejara quien cargaba la arroba a lo largo de un pasillo. Derrepente imaginé cómo las pencas eran desgarradas para mostrar sus huesos blandos; cómo la flor del maguey se abría para declarar su muerte; y cómo cuando tomas la punta del lazo de ixtle se despliega cada fibra. -Las Hebras de Corazón- dije, e inmediatamente sin reflexionar más, lo anoté en el espacio indicado que correspondía al nombre que le daría a mi blog. La verdad ni siquiera estaba preparado previamente con un nombre, sino que a la hora salió. Y bueno, el resto era que si de ponerle el fondo, que si qué color tal y tal letrita, que si quieres y así o así, achí y achado; y el resto de la tarde me la pasé dándole formato al blog. Cada vez me convencía de que en realidad me encantaba el nombre y mi cabeza maquinaba todo lo que podía hacer para Berriozábal. La verdad me emocioné tanto que terminé con dolor de cabeza después de escribir la primer entrada de mi blog, poray de la media noche.

¿Y sa's qué? Aun se mantienen en mi mente todos esos planes que nacieron hace un año. Aun no los he echado a andar porque no soy experto en computadoras, en manejo de gráficos, en fotografía, como redactor, en la comunicación con la gente (mínimo un poco de saber hablar), como investigador y como buen reportero; pero con la experiencia aprenderé de eso estoy seguro, solo que las echadas a perder las tengo que sufrir aun más. No todo se puede hacer de un tirón, algunas cosas necesitan ser formalizadas para que sean entendibles, y otras, necesitan entenderse por curiosidad e interés, en cambio algunas son delicadas, que necesitan ser comprendidas más que ultrajadas. Como en aquel tiempo estaba en vacaciones, pos' tuve la oportunidad de ir a buscar información con la cual iniciar, después que tuve juntado algo, entonces los capturé y de ello puse un poco en las primeras entradas. Pero como esa información era de hace diez años, entonces por partes fue modificado y le agregué más a otros. Así estuve un rato hasta que se acabaron mis vacaciones y cada cierto lapso subía algo pero de repente se me acabaron los recursos (de información). A partir de ahí entré en acción. ¡Y sópas! A tratar de que fuera comprensible mi forma de expresar las cosas y que a la vez dieran a conocer lo que es mi pueblo, en aquel entonces me ayudó mucho las clases de redacción en la escuela y el que le preguntara a la profesora. No he mejorado mucho, y aun me falta por ser mejor (así que ténganme paciencia).

En mi perfil mencioné un poco de lo que en verdad hago, y sinceramente; no soy un investigador, aun soy un estudiante. Tampoco soy de un área afín que tenga que ver con ¿comunicaciones? no lo sé. Sino que más bien hablar de mi pueblo en forma escrita lo hago por pasatiempo (hobby pa'lgunos que lo entiendan mal), osease que lo hago porque me gusta, no porque me están pagando. Me distrae andar tomando fotos, y escuchar a las personas de cosas que ya pasaron, especialmente si son cosas relacionadas con Berriozábal. Escribo, porque siento que al menos ahí transmito mejor (en mis propias palabras) lo que quiero decir, que de forma hablada; aunque muchas veces le doy retoques solo por formalismo, o por jugar con 'etiqueta' ( jugar, en el sentido de seguir reglas, no diversión como en el vocabulario común). Está claro que el blog es una forma de expresarme, pero dentro de ello arrastro algo que les puede servir a varias o a muchas personas. Está de cada lector dictaminar si es bueno o malo, adecuado o inadecuado para su forma de pensar, pero sería una bobería quererme hacer cambiar mi forma de ser, sino que los consejos o críticas (cabe aclarar que no es pelear, o embarrar con cólera propia) son bien aceptadas. El blog lo hice para demostrar lo que me gusta, si lo dedico para quien entre; es porque es una invitación para que venga a conocer mi tierra. Que sí, le pongo mis toques pintorescos, pero aun en la realidad cabe algo de mafufadas.

Gracias a los que han seguido a Las Hebras del Corazón desde su nacimiento, y a los que no; también les agradezco que lo visiten de vez en cuando o se lo topen de casualidad en la búsqueda del conocimiento por parte del “Sabio Internet”. Ya no estaré tan seguido escribiendo sino mas bien cuando sea cada corte de cuatrimestre en mi escuela (si me doy tiempo). De todos modos no dejaré de escribir algo que dibuje una nueva parte del globo mental, para que se llene de conocimiento y se eleve como el olor de la flor de Chupipí recién reventada.

Esperando que pronto vengas a visitar mi tierra antes de que te vayas a asar en la olla; tómate tu pozolito con panela, melcocha, azúcar, miel, sal y chile o lo que más te guste y disfruta de la frescura bajo la sombra de un árbol acostado en una hamaca. Me despido por el día de hoy; y recuerda siempre que "seas o no de acá, una vez que conoces a Las Hebras del Corazón… no se desprenderá de ti". ‘Porque hay una hebra en cada uno; especialmente en el tuyo… porque son las hebras de tu corazón’.


Atentamente


Édil Jessiel


PD:Las cosas dejadas a medias y la forma de hablar está hecho adrede. Comentarios, dudas y sugerencias, favor de comunicarse conmigo vía correo electrónico. ¡¡Nos vemos pronto!!


Autoría

Redactado y Editado por Édil Jessiel

miércoles, 4 de febrero de 2009

.:+:.¿Cómo eran antes los funerales?.:+:.

Una perspectiva del sepelio antiguo en Berriozábal



Seguramente has visto muchas novelas en las que simulan épocas pasadas como la ‘colonial’, y dentro de esa novela ha habido muertos a los que entierran con toda una ceremonia. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo se realizaban en Berriozábal? Primeramente hay que trasladarnos a esos tiempos en los que el pueblo apenas tenía personas, y cabe aclarar que de esas pocas que había la mayoría era pobre. Te puedes imaginar que los tiempos eran difíciles y especialmente por estas zonas. Así pues, te contaré cómo eran cuando nuestros abuelitos estaban pequeños.

Como la mayoría de las personas eran católicas, procuraban que antes de que el agonizante familiar falleciera, el cura fuera a darle los ‘santos óleos’ debido a que ya no tenía salvación. Con lo que hacían sentir calma al enfermo al verse perdonado de los pecados que hubiera cometido durante su vida; o ayudaba a que los familiares no se sintieran impotentes al no haber perdonado a su familiar. No a todos les realizaban los ‘santos óleos’, especialmente por no tener tiempo, dinero o a falta de dichas creencias.

Cuando expiraba la persona, inmediatamente los familiares (o quienes fueran fuertes y no estuvieran llorando) desvestían a los muertos para darles un pequeño baño ‘chochoneado’ para después ataviarlos con ropas limpias (si tenían, sino pues con la misma ropa), cuando ya estaba cambiado, acomodaban las manos y los pies de forma que –boca arriba– los dedos de la mano se entrelazaran y amarradas las muñecas, las colocaban a la altura del pecho con brazos a los costados. Los pies eran amarrados ya sea si por los tobillos o a media planta, con la principal finalidad de juntarlos porque en ocasiones el fallecido moría con las piernas abiertas, y otra razón era también porque así ahorraban espacio para hacer una caja más pequeña de bajo costo. Este rito se efectuaba rápidamente enseguida de la muerte, ya que si se dejaba pasar más tiempo el cuerpo se entiesaba y pues ya tieso no es posible maniobrarlo. Se mandaba a llamar al carpintero para que llegara a tomar las medidas necesarias para hacer el ataúd de acuerdo al muerto; en cambio si era un bebé o pequeño, la propia familia elaboraba la caja. Antes de que nuestros tatas supieran razonar, las personas tuvieran o no dinero, utilizaban petates o sábanas para envolver a los muertos, y los que no podían los enterraban con solo la ropa que tuvieran.

Cuando el cuerpo ya estaba listo, se acomodaba sobre su cama y lo colocaban frente al altar de los santos, ponían sus ropas al derredor, unas como almohada y el resto debajo del cuerpo; así también para los pequeños cuerpos, solo que estos los colocaban sobre una mesa al no ocupar tanto espacio. De entre la familia, tejían dos hojas de palma de forma que hiciesen una cruz y la dejaban en las manos haciendo aparentar al muerto que la sostenía. Ubicaban una vela a la altura de la cabeza, una a cada lado, y otra a los pies haciendo una cruz. Tejían el misterio, que era un cordón blanco hecho de un hilo largo, torneado de tal forma que fuera grueso y terminara del largo suficiente para que lo enrollasen en la cintura del difunto, terminado en un lazo.

Como para entonces mínimo los vecinos o los familiares más cercanos ya se habían enterado, poco a poco iban llegando a la casa en luto para dar el más sentido pésame o sinceras condolencias. La familia del fallecido se preparaba para recibir a los visitantes con café, chocolate u otra bebida caliente acompañada con galletas de animalito u ovaladas, porque el pan era caro; además estaba también el trago. Y como no se preparaba comida en especial, se ofrecía lo que hubiera. Se tenía la costumbre aquí de que la persona que fuera llegando tenía que ver al finado que estaba expuesto al descubierto y permanecer un rato en el recinto donde se encontraba el muerto, para después salir a ayudar o regresar a su casa –las flores recibidas se dejaban cerca del cadáver–. La misma habitación constantemente estaba inundada del humo procedente del sahumerio que era alimentado mientras había visitante y si la familia seguía despierta.

Si el fallecido expiró por la mañana al siguiente día era enterrado, si fallecía en la madrugada por la tarde efectuaban el sepelio, y si fue por la noche moría al otro día en la tarde se hacía el entierro. En cambio si había familiares que querían verlo y se encontraban muy lejos, se concedía por medio de las autoridades la utilización de formol para conservar el cadáver al menos hasta que el resto de la familia lo viera. Durante los días de vela –y mientras hubiera alguien despierto– se sahumaba continuamente el lugar donde se encontraba el cuerpo.

Al parecer con tantos preparativos, más que funeral parecía una celebración de algún festejado, a excepción de que esta fiesta era semisilenciosa. Durante el tiempo que se tenía al difunto (y aun si él) era de esperarse que los hombres tomaran de tal manera que el efecto del licor daba resultado y empezaban a recordar los buenos momentos que pasaron con el muerto echándose a chillar, lamentándose o dando ayes por lo que no le pudieron decir, recordando lo buena gente, bonita –en el aso de mujer-, o lo joven que era. Talvez dentro de todo el embrollo de que si lloraban, reían, se entristecían o se alegraban; se encontraba el verdadero sentimiento. Un sentimiento revuelto pero directo, que pegaba de un modo que incitaba a ocultarlo ante la presencia de los demás y este sentimiento era aun mayor por parte de la familia para aparentar fortaleza. Así como hasta hoy es difícil afrontar el hecho de haber perdido a un ser querido, pensar que se pudo haberle dicho todo lo que al momento menos indicado venimos a pensar, y saber que hay poco tiempo antes de dejarle de ver definitivamente:

Lamentablemente ya es tarde y no se puede remediar.

Después de tanto llorar

No se si aun quedaban lágrimas para derramar.

Pues llegaba el momento más difícil y emotivo

Complicado de explicar.

El camino a la despedida.

Donde transcurren todos los pensamientos

Llenos de palabras que no puedes pronunciar.

Donde se planea un discurso,

Un discurso que queda impregnado en el corazón.

Un discurso preparado para muchos,

Un discurso que al final

Solamente es para ti.

Hasta el frente iba el ataúd

Al cual amarraban un palo a cada extremo,

Para que cuatro hombres ayudaran a transportarlo.

Al lado o atracito venía alguien sahumando;

Mientras los hombres avanzaban de forma serena,

Tras ellos seguían los familiares y por último

Los conocidos, amigos, vecinos

E inclusive nuevos integrantes.

Algunos con sus flores,

Flores del campo o del jardín.

Entre calles de polvo

Y ropas con hollín.

Así iba la caravana

Con su paso atortugado.

Como en aquellos tiempos no era tan grande el pueblo como ahora; pronto la caravana salía del camino carretero y se encontraba con su única compañía. El cementerio se sentía más apartado, no como ahora que ya casi es absorbido por las casas.

Así pues, la caravana se dirigía allá…

Allá donde los que duermen, reposan por la eternidad.

El transcurso de la caminada era un tanto pesado para los que cargaban el ataúd y por eso iban otros hombres para turnarse en cuanto se cansaban los primeros.

Mientras el humo del sahumerio continuaba emergiendo.

Para dar olor al ambiente,

Para aliviar el dolor con el embriago de su aroma.

El camposanto tenía pocas tumbas, por lo que se veía más desolado y transmitía mayor melancolía. El recorrido del camino hacia su interior era como hasta hoy de terracería. Solo que no estaba en el lugar que hoy posee. Al llegar al lugar destinado para la sepultura, ya la fosa estaba lista –antes no se hacían cisternas como algunos lo hacen ahora–. Sahumaban su interior y luego hacían descender cariñosamente al féretro con cuerdas, hasta que hiciera contacto con la tierra; y colocaban el resto de las prendas que más le gustaban en derredor de la caja. Hubo un tiempo en que también depositaban alhajas, pero debido a que saqueaban las tumbas se dejó de hacer. Encima del ataúd ponían tres o cuatro palos transversalmente, sobre ellos tejían varillas, enseguida se echaban hojas verdes para evitar que la tierra entrara en contacto directo con el féretro. Cuando la tierra había sido depositada se maseaba para apelmazarla, se ponían las flores sobre ese lugar y otro poco en dos recipientes enterrados que fungían como floreros, a los lados de una cruz incrustada en la cabecera de la tuba. Algunos rendían un culto o rezaban, y cantaban. Después de eso la mayoría volvían a la casa del difunto a seguir acompañando a los dolientes. Al otro día los familiares iban a la tuba para hacerle una enramada y darle retoques. Durante tres días después del entierro, se realizaba un rezo cada tarde, y el último día se llevaba las flores que se acumularon durante los tres días. Se colocaba una vela en memoria del fallecido en el altar, mientras otra, durante cuarenta días continuaba alumbrando en el lugar donde expiró la persona. Después de los cuarenta días volvían los rezos que se ejecutaban por nueve días, aunque para ese entonces sí ya parecía más fiesta, por lo que ya estaba lista la familia para recibir a la gente con tamal de bola, café y brebaje de caña. Todas las personas lucían vestiduras negras en esta temporada de luto –las mujeres conservaban por más tiempo este sentimiento que lo hombres–, y mientras podía la familia, mantenían una vela en recuerdo de su ser querido. Hasta volverse reminiscencia con el paso de los años, a pesar de que anualmente en Todosanto se pensaba en él.

Comentario personal: es de admirar imaginarse a uno mismo estar frente a un occiso hoy en nuestros días, pero se puede considerar una forma cultural que se puede volver a retomar, aunque claro, con los debidos cuidados. Espero haberles hecho ver cómo se llevaba a cabo antes un entierro en Berriozábal, y pues ustedes ya saben cómo se realizan atualmente, lo cual contaré luego, solo que esta ocasión no es el tema a tratar.

Agradecimientos a mi mamá Luz y a mi abuelito, por haberme contado cómo se efectuaban los sepelios para así poderlos yo plasmar.

Autoría

Redactado y editado por Édil Jessiel